jueves, 22 de enero de 2009

LA SOMBRA VIVA



La luz se había perdido,
las sombras
pendían de los árboles
como murciélagos
La luna dudaba
entre el Este y el Oeste
en su mirar
y en las aguas quietas
de un barrizal
musitaba versos
de poetas no nacidos.
Pasaste y no te vi de tan oscuro

domingo, 18 de enero de 2009

NOCHE

El viento gime
el frío se hace cristales
mientras los dientes castañean
y las gotas
como piedras menudas
dibujan llanto
en la ventana.
Tiemblo, por la angustia
de quienes oyen
el zumbido atroz
de un bombardeo.

jueves, 15 de enero de 2009

CONFESION (II)


La calle está llena de seres solitarios que intentan olvidar. Yo me encontré con ellos y fui olvidando la angustia de mi casa. Pero también me olvidé de los libros, del colegio, de los amigos.
Mi madre estaba demasiado cansada para notarlo, mi padre tenía bastante con su enfermedad. Solo mi hermana me dijo que estaba equivocada, que tendría que dar cuentas del tiempo que estaba perdiendo. Pero, no le hice caso. El tiempo perdido era el no vivido. El de las clases aburridas y los libros que solo hablaban del ayer.
─Quiero morir ─gritaba mi padre cada día.
Y yo deseaba su muerte también y odiaba a mi madre cuando trataba de calmarlo y le decía que el sufrimiento de este mundo lo premia Dios en el otro.
Dios nos había olvidado. No estaba en mi casa triste. No estaba con mis nuevos amigos. No estaba en las imágenes de los telediarios, ni en las fotografías de la prensa. Mis amigos lo sabían y yo lo sabía también. Mi Dios se había quedado muy lejos, en la mañana de mi primera comunión, cuando mi padre todavía sonreía y mi madre me había besado mientras ataba los lazos blancos en mis coletas.
Ahora ya está. En el cuarto vacío entra la luz y la casa está caliente. Pero mi madre no ha vuelto a sonreír. Se sienta frente al televisor apagado y mueve los labios en una única frase. “Quiero irme con él”.
Me da miedo dejarla sola, pero la pensión que nos ha quedado de mi padre es una miseria. He salido a buscar trabajo y me he dado cuenta de que no tengo ni un solo certificado que avale mis conocimientos, soy tan sin papeles como los inmigrantes, y mi preparación es nula Le digo a la gente que trabajaré duro, pero ellos miran mis manos cuidadas y dicen que me avisarán.
Ahora sé que el tiempo viaja en un solo sentido y que el tiempo perdido es irrecuperable.
Oigo mi nombre en boca de mi madre y el mar susurra colores nuevos.
¡Voy, madre, voy!

CONFESIÓN (I)



Cuando se llevaron a mi padre, mi madre no lloró. Dijo que ya había llorado bastante mientras él vivía.
Yo, ni había llorado antes, ni lo hice entonces. Al fin y al cabo, para mí, mi padre solo fue “el señor que se ahogaba en el cuarto del balcón” Llegué tarde a su vida y él se fue demasiado pronto de la mía. Me dejó hace ya mucho tiempo, cuando su enfermedad le hizo egoísta. Le odié por eso. No por su egoísmo, sino por su enfermedad. Mis hermanos, mucho mayores que yo, recordaban juegos compartidos, risas cómplices y la casa bañada en sol. Yo, solo había tenido oscuridad, frío y silencio.
─No grites ─decía mi madre─ no juegues. Tú padre está dormido.
Mi madre, con el rostro tenso, un mohín de angustia y la mirada sin luz. Mi madre, que se encerraba en el baño para que no la viéramos llorar.
Me había mantenido al margen, porque el colegio y los estudios ocupaban todo mi tiempo. Y no sentí que mi hermano se fuera en busca de un lugar donde poder ser feliz, ni que mi hermana encontrara el amor y nos dejara. De mi hermano poco hemos sabido, pero mi hermana continuó siendo la enfermera de mi padre y el consuelo de mi madre.
Pero, cuando nació el niño, mi hermana nos abandonó.
─Ya eres mayor ─me dijo─. Ahora es tu turno.
Una no es mayor a los quince años. No es mayor para ver que su padre se pone lívido con un esfuerzo mínimo, que no le importa dejar su cuerpo al descubierto y que su hija pase sobre él la toalla húmeda, sintiendo que el asco, la vergüenza y el miedo la envuelven. Todo había que hacerlo con rapidez: cambiar la cama, asear el cuerpo, cuidar las heridas. Todo deprisa, para que el espasmo no llegara y que el rostro fuera recobrando el color, cuando la cabeza se apoyaba sobre la almohada limpia,.
Cuando salía del cuarto frío, porque mi padre no podía respirar con las ventanas cerradas, y oscuro, porque se corrían las cortinas para evitar la luz que acentuaba sus migrañas, dejaba también la casa, para poder respirar un poco de alegría y de juventud.
No es bueno estar en la calle demasiado tiempo. No es bueno saber que la vida es injusta y la muerte mezquina, porque no llega cuando se la necesita.La calle está llena de seres solitarios que intentan olvidar.

lunes, 12 de enero de 2009

RELATILLOS



VENGANZA

Con el verde dibujó el cocodrilo. Fauces abiertas, dientes como garfios. Se asustó. Le clavó la tijera y el verde inundó el folio, la mesa, la alfombra, el parquet. Tembló y solo pudo gritar una vez.


CON CARETA

Ella le espiaba. Él admiraba el arco de sus largas piernas. Bailaron. Se desearon. Compartieron besos húmedos. Él reencontró el lunar del labio inferior.
Volvieron a casa con las caretas en la mano.

lunes, 5 de enero de 2009

Y FUE DE GRIS


Y fue de gris la tarde,
envuelto el paso de la gente
en viento y la sonrisa
oculta tras paraguas.
Un lento caminar
sobre un suelo con sus huellas
sobre briznas de vida
sobre un papel sin forma
que sus labios besaron.
Y fue de azul la noche
y un rosa cordial anuncia el día
mas mudos tiritan hoy los bronces
sin llantos de niños las escuelas
y están mis manos vacías
y mis ojos velados.
Y nada importa ya si ella no vuelve
aunque el dia amanezca

domingo, 4 de enero de 2009

MADRUGADA


Humo en las manos
en la hondura
de sus ojos
naufraga un grito
y entre los labios
se apoya un beso.
Huele a fritura
y a gel de hortensia